AGENDA POLITICA

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[Jorge Jesús de la Cruz]

* Romero del Valle y los perros de rancho

Roberto Romero del Valle está acostumbrado a abrir la boca para decir estupideces, se recuerda aquellos audios donde se expresó de manera grosera del gobernador Arturo Núñez, su esposa Martha Lilia López y el entonces alcalde de Huimanguillo, Francisco Sánchez Ramos, y cuando se difundieron tuvo que dejar la dirigencia del PRD, por bocón.

Anduvo una temporada calladito, pretendiendo que se olvidara esas expresiones que hizo. Ha logrado volver a la palestra política, pero cae en excesos nuevamente, ya que en lugar de dedicarse a sus actividades como regidor de Centro, abre nuevamente la boca para decir nuevamente una serie de comentarios estúpidos, carentes de sentido.

El perredista no tiene objetividad en sus comentarios, olvidando que para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta. Es más, se parece a los perros de rancho, como decía Manuel Andrade cuando fue gobernador, señalaba en algunos discursos, que cuando llega una persona a una comunidad, los primeros que salen son los perros y con sus ladridos alertan a los demás, y los otros salen también a ladrar, aunque no sepan, a qué se debe todo el escándalo.

Igualito se ve Romero del Valle, escuchó a su dirigente estatal, Candelario Pérez Alvarado hacer unos comentarios, fuera de lugar por cierto, y al día siguiente, para querer quedar bien con el grupo político al que pertenece, abre la boca, repitiendo lo mismo que ya se había difundido el día anterior.

El regidor de Centro no tiene calidad moral para cuestionar a nadie, como dirigente del PRD le falto el respeto al gobernador y su esposa, esos audios difundidos fueron contundentes, al grado que hasta el día de hoy, la señora Martha Lilia no olvida esos agravios.

Da pena que Romero del Valle se ponga los guantes en un ring donde nadie lo llamó, además todos los improperios que dijo, no tienen credibilidad. Es una persona que solamente abre la boca para vomitar rencores, odios; no aporta nada constructivo, y lamentablemente, es el prieto en el arroz, dentro del cabildo de Centro, por esa forma que tiene de hablar.

Como perro de rancho, Roberto Romero del Valle olvidó que hasta en esos animales hay razas y a lo más que puede llegar, es a perro callejero. No tiene linaje y se va a tragar sus palabras, solamente demostró lo vil que siempre ha sido, no es de extrañarse; nunca va a progresar, vive amargado, lleno de frustraciones; cree que tendrá supervivencia política en el grupo donde de manera oportunista se acomodó, al contrario, seguirá siendo un mediocre, es lo que ha sido toda su vida, por eso no ha trascendido.

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