[Por Fernando Hernández Gómez]
PRI-PRD, ¿irreconciliables?
Desde su surgimiento como partido político con registro –en 1989– el PRD marcó claramente su objetivo: acabar con el PRI. Desde entonces, las posiciones de ambas formaciones partidistas han sido antagónicas. No iban juntos, ni a la esquina.
Desde 2012 en que el PRI se convirtió en partido opositor en Tabasco, y en 2015, cuando el PRD sufrió su primera gran escisión de la que surgió Morena, el discurso y las acciones de ambos se han moderado respecto al otro.
Nunca han constituido alianzas electorales, pero han logrado acuerdos políticos y otros de carácter legislativo tanto a nivel federal como local para concretar reformas fundamentales para el país y la entidad.
En las urnas sucede otra cosa. Su propósito es la conquista del poder. El sol azteca lo alcanzó aquí por primera vez hace cinco años (gubernatura, control del Congreso local y la mayoría de los ayuntamientos), y el tricolor ha buscado denodadamente recuperar esos espacios.
Se atribuyó al antagonismo entre ambos partidos, llevado a niveles extremos –a grado que afectó relaciones amistosas y hasta familiares por posiciones maximalistas de sus élites que condicionaban a partidarios al ‘estás conmigo o contra mí’–, que Tabasco se haya ido rezagando del desarrollo nacional.
Desde hace un buen de tiempo diversas voces han subrayado la necesidad de reconciliar a Tabasco. Ahora que vienen tiempos electorales, el riesgo de ruptura entre partidos, grupos y actores políticos se asoma nuevamente. La denostación será sin duda el principal ingrediente de los discursos. ¿Se merece eso Tabasco en aras de querer conquistar adeptos o posiciones de poder? Desde luego que no.
Por eso atrajo nuestra atención el mensaje que pronunció el miércoles 23 el gobernador Arturo Núñez Jiménez, al intervenir en el evento del informe de resultados del diputado federal perredista Candelario Pérez Alvarado.
Mencionó que al lograr la alternancia en la titularidad del Poder Ejecutivo, no sólo se propuso pasar de un partido que había gobernado ocho décadas a otro nuevo, sino aprovechar esto como una oportunidad para todos los tabasqueños. “Tendríamos que cambiar la dinámica política que traía el estado: de una confrontación permanente entre las dos fuerzas partidistas más importantes, una confrontación entre el PRD y el PRI”.
Abundó que si bien “éramos adversarios en la lucha política, competíamos por los cargos de elección popular, de ninguna manera éramos, ni somos enemigos irreconocibles, porque a final de cuentas nos une nuestra condición de tabasqueños. Y había que emprender un esfuerzo conjunto”.
Reconoció que ese propósito fue secundado por los legisladores y alcaldes de su partido –PRD–, y también de los demás partidos: PRI y PAN con los que en la primera mitad de su gestión se lograron acuerdos relevantes. En la segunda mitad de su periodo sexenal, con una nueva correlación de fuerzas políticas, se ha avanzado en ese propósito de trabajar por Tabasco.
Ya con los procesos electorales del 2018 tocando la puerta, Núñez Jiménez deseó que “ojalá que nunca más en Tabasco la lucha política se presente como confrontación permanente y en desunión de los tabasqueños, porque el que pierde al final de cuentas es Tabasco”.
“Somos muchos y somos distintos; esto hay que aceptarlo”, subrayó el mandatario, quien indicó que aún hay quienes solo se ‘persignan’ frente a la pluralidad, pero no están dispuestos a dialogar, negociar y construir acuerdos, que es condición obligada en la democracia.
“Si somos demócratas de a de veras, tenemos que asumir la pluralidad, y la única forma democrática de procesar la pluralidad es con el diálogo, la negociación y el acuerdo. Quien no es consecuente, no es demócrata”, puntualizó.
Enseguida asentó que hay partidos que suponen que ser antisistema, de estar en todo contra todo y no votar a favor de nada es su gran activo político, para diferenciarse de todos los demás actores políticos, pero con la moneda que tratan serán tratados bajo la hipótesis de que llegaran a ganar la elección. “Si no han votado con ningún otro partido, ¿quién va a votar con ellos cuando eventualmente fueran gobierno?”, preguntó.
Volviendo al punto PRI-PRD –porque lo último llevaba dedicatoria a Morena–, la aseveración de Arturo Núñez no se refería a que ambos partidos pueden construir juntos alguna alianza electoral; más bien lo dijo en el sentido de civilidad, de que pueden caminar en una ruta que permita lograr acuerdos a favor de Tabasco, sobre todo ahora que el PRD –sin El Peje– es partido en el gobierno y está comprometido al respeto a la legalidad y a las instituciones que es el terreno en que se ha movido el PRI. ¿No?
AL GRANO
VAYA RECONOCIMIENTO hizo el mandatario estatal del trabajo legislativo de Pérez Alvarado… “Candelario hasta donde recuerdo es la primera vez que es diputado federal; aprendió muy rápido a gestionar recursos y lo ha hecho muy bien, y lo ha hecho en beneficio de la gente. Eso es muy plausible y hay que exhortarlo a que así siga, porque aquí hay muchos muy buenos testimonios de su trabajo, un trabajo cercano a quienes nos debemos: a la gente”…