Sin Rodeos

[Por Fernando Hernández Gómez]

fdohernandezg@hotmail.com

Alí: ‘Al ladrón, al ladrón…’

El ex priista Jesús Alí de la Torre continúa con su estrategia de pegar al gobernador y al gobierno estatal como método para posicionarse como aspirante ‘ciudadano’ a la gubernatura.

La víspera, Alí volvió al ataque contra su antiguo mentor –Arturo Núñez Jiménez– en su fugaz cargo de asistente suyo en la Secretaría de Gobernación, y fue más allá: ahora exigió su renuncia.

Demanda la dimisión a nombre de una presunta representación ciudadana que nadie le ha conferido. Nadie. Acusa al régimen nuñista de mil cosas. No aporta una sola prueba. Ni una; solo sus dichos.

Su participación, ayer, en la sección ‘Por la libre’ de Telerreportaje mereció puntual respuesta del secretario de Gobierno, Gustavo Rosario Torres, quien señaló que el derrotado candidato a gobernador en 2012 carece de autoridad moral para cuestionar con insultos y una ‘actitud agresiva’ a Arturo Núñez.

¿Qué señalamientos específicos, acusaciones directas hizo Jesús Alí? Cuando habla de corrupción gubernamental, ¿qué datos duros o información que la soporte expuso? Ninguno. Veamos algunas de sus expresiones.

Comenzó manifestando que “es alarmante que el gobierno no tenga finanzas sanas”. Sin embargo, no hizo una sola referencia específica que indicara que existe un mal manejo presupuestal o que hay un endeudamiento excesivo.

Otra acusación: señaló que “la apuesta de este mal gobierno es ir a las próximas elecciones a tratar de comprar el mayor número de conciencias del pueblo de Tabasco y asegurar la continuidad a través de un incondicional”.

Y gritó: “Ya basta. Por eso exigimos la renuncia de Arturo Núñez al inmerecido cargo de gobernador de Tabasco, por habernos hundido, mentido y tener un gobierno distante, marcado por la corrupción y el despilfarro, y que sólo buscará ahora lucrar electoralmente con la pobreza y manipular las próximas elecciones”.

El responsable de la política interna del estado se comunicó al programa de radio para puntualizar que quien acusa debe tener autoridad moral, y le indicó a Alí que si quiere cuestionar derroches, que comience explicando qué hizo con el crédito de 400 millones de pesos que le autorizaron contratar cuando fue alcalde capitalino.

“Hay un paso a desnivel en Paseo Tabasco, nunca se ha sabido cuánto costó”, cuestionó Rosario Torres en alusión a la magna obra del periodo de Alí.

En su contrarréplica, el ex alcalde argumentó que “toda la infraestructura del Paseo de las Ilusiones, yo no tengo en este momento los cálculos precisos pero sí le aseguró que costó menos que ese mercado disque ‘provisional’ que han anunciado”.

Alí critica, habla de corrupción y olvida su paso por la presidencia municipal de Centro. Su desempeño público fue cuestionado a tal grado, que en la Fiscalía General del Estado existe una carpeta de investigación –que extrañamente no se ha concluido– por presuntos desvíos durante su gestión.

Sus ocho principales colaboradores en el ayuntamiento –incluido su interino– fueron inhabilitados para ejercer cargos públicos, por desvíos a recursos del crédito que obtuvo gracias a la aprobación fast track del Congreso local.

Habla que su Paseo de las Ilusiones costó menos que el mercado provisional en el que se reubicó a mil 114 locatarios del José María Pino Suárez, para construir un nuevo centro de abasto.

Además, resulta burda la comparación, porque la suya fue una obra de relumbrón (incluye el Musevi que es hoy un elefante blanco, las fuentes danzarinas de la laguna Las Ilusiones cuyo mantenimiento resulta costosísimo y unas adecuaciones innecesarias a la magna obra del arquitecto Teodoro González de León: el parque Tomás Garrido Canabal), y el mercado provisional, en cambio, sí es una obra de alto contenido social.

Chucho Alí miente en el costo de su famoso Paseo de las Ilusiones, que se estimó en 100 millones de pesos de recursos crediticios que han pagado y seguirán pagando los alcaldes que le sucedieron, a precios del 2010 cuando el dólar valía casi la mitad que ahora. Con ese dinero daba para hacer, por lo menos, tres mercados provisionales del tamaño del Pino Suárez.

Y no hablamos de lo que gastó en la rehabilitación de la Plaza de Armas y del parque Juárez, donde las losas, fuentes danzantes, iluminación y toda lo que puso está desbaratándose.

Y si quiere hablar de corrupción convendría que aclarara qué fue lo que le hizo, aparte de colocar una placa alusiva con su nombre y del entonces gobernador Andrés Granier Melo, a la planta potabilizadora Villahermosa, que supuestamente rehabilitó, pero no hizo más que cubrir de pintura barata las paredes de edificios, cisternas y tuberías que estaban desbaratándose por el deterioro y que fue necesario cambiar todo y, entonces sí, rehabilitar durante el periodo 2013-2015. Quien lo dude puede ir a la planta y preguntar a los trabajadores de SAS qué fue lo que hizo allí Jesús Alí. Sí, qué hizo. Y después que nos diga qué haría como gobernador.

AL GRANO

Y Jesús Alí todavía se dice ‘perseguido’.

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