Sin Rodeos

Fernando Hernandez G columna sin rodeos

[Por Fernando Hernández Gómez]

fdohernandezg@hotmail.com

El quinto elemento

La dimisión del diputado Juan Pablo de la Fuente Utrilla a su pertenencia a Morena causó alboroto en las demás fracciones del Congreso local. Todo indica que la correlación de fuerzas variará muy pronto y el partido en el poder –el de la Revolución Democrática– recobrará el predominio que tuvo en la anterior Legislatura.

Créame, los coordinadores de las otras bancadas ven a sus compañeros y se preguntan cuál o cuáles cambiarán de bando.

En el PRD ya se frotan las manos, porque les faltan los ocupantes de cinco curules para construir su mayoría absoluta y retener la presidencia de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) que ostenta José Antonio de la Vega Asmitia.

A como están las cosas, hasta en el PRI sospechan que algunos de los legisladores que regentea Manuel Andrade Díaz ya han recibido la invitación para cambiarse de bancada.

Me dicen que la fracción completita del tricolor fue requerida de urgencia en Insurgentes Norte, allá en Ciudad de México. Al parecer tendrían un encuentro con su dirigente nacional Enrique Ochoa Reza, quien les leerá la cartilla conminándolos a permanecer en el barco.

¿Quién se le antoja que en el PRI tiene la lealtad no tan arraigada o no trae bien puesta la camiseta tricolor para pasarse al bando amarillo? ¿Patricia Hernández Calderón? ¿Zoila Margarita Isidro Pérez? ¿Gloria Herrera de la Cerna? Gloria no creo. ¿O sí?

En el PVEM, Federico Madrazo Rojas siente pasos en la azotea. Ya se le fue Leticia Palacios Caballero, que funge como diputada independiente. Y cree, sospecha Pico Madrazo que José Manuel Lizárraga Pérez regresará a las filas del PRD.

No me lo crea para hasta en el PAN ya sospechan que Silbestre Álvarez Ramón regresará al PRD.

En Morena, José Atila Morales podría seguir los pasos de Juan Pablo de la Fuente. Se siente muy maltratado por la dirigencia de su partido. Y nada garantiza que permanecerá en sus filas mucho tiempo. “Yo vivo el momento, mañana será otro día. Yo estoy en Morena, pero nada más que no nos sigan golpeando, porque al perro si lo estás garroteando, se va a cansar y se va a ir”, expresó en su peculiar lenguaje. ¿Y se va con la ‘querida’? –se le inquirió–. “Claro”, enfatizó. (Telerreportaje, 24/agosto/2016)

La fracción de Morena quedaría entonces únicamente con dos diputadas: la coordinadora, Candelaria Pérez Jiménez y María Luisa Somellera, ésta sí, afín a la dirigencia partidista.

Hoy, el PRD necesita otros cinco diputados para conseguir la mayoría. ¿Quiénes son los más viables, los más visibles para engrosar las filas del partido gobernante? Anote: Leticia Palacios, Juan Pablo de la Fuente, José Atila, José Manuel Lízárraga y…? El quinto elemento podría ser Silbestre Álvarez o una de las tres priistas que le mencioné.

¿Para qué todo esto? No se trata sólo de retener la Jucopo como ente de control administrativo y presupuestal del Congreso local, ni de hacerse de los diputados suficientes para proteger las cuentas públicas de los gobiernos estatal y municipales emanados del PRD.

Esta variación en la correlación de fuerzas de que le hablo, con la construcción de una nueva mayoría absoluta, le permitirá al partido gobernante –o mejor dicho al gobierno emanado del PRD– impulsar reformas de fondo que requieren leyes e instituciones de la entidad.

Puede ser vía compra de diputados –un concepto muy de moda que se acuñó en los tiempos en que el PRI era el partido en el poder, pero sin mayoría– o simplemente con el convencimiento directo, aunque se esgrima que eso no es ético, que no es correcto porque no se respeta la decisión que los ciudadanos tomaron en las urnas, pero al partido en el poder le interesa el predominio para facilitar y aligerar el tránsito de las iniciativas de reforma que requieren aprobarse antes del inicio de los tiempos electorales.

Esta nueva correlación de fuerzas a favor de la hegemonía perredista surge precisamente de la capacidad de concertación de su coordinación de bancada para asegurarse la gobernabilidad en el Poder Legislativo y, sobre todo, comprarse viabilidad para continuar gobernando Tabasco. Eso pasó en la era priista.

AL GRANO

“TENGAN POR SEGURO que entregaré la estafeta a un priista en 2018”, aseguró el presidente Enrique Peña Nieto al reunirse en Los Pinos con los diputados federales del PRI y PVEM… A los oídos del primer priista del país llegaron duros reproches de los legisladores de su partido “por lo alejados que se encuentran los secretarios de Estado y los delegados de las dependencias federales de los estados y de la gente”… El Presidente les ofreció un “mayor acercamiento”… ¿Sano o insano?

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