[Por Fernando Hernández Gómez]
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¿Qué ‘renovará’ el PRI?
Marginado a la tercera posición entre las fuerzas electorales del país y más cerca de la extinción que de recuperar su hegemonía, el priismo se prepara para renovar su dirigencia nacional en medio de acusaciones de línea, padrón adulterado y seguir teniendo a la simulación como su principal práctica política.
Dentro de 17 días se celebrará la contienda interna de las que surgirá el nuevo mando del partido tricolor a un año y un mes que Morena le arrebató la Presidencia de la República, y diez semanas después que tuvo una insignificante participación en las elecciones locales celebradas en seis entidades.
Tres figuras del sur-sureste mexicano: la ex mandataria yucateca Ivonne Ortega Pacheco; el gobernador con licencia de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas y el ex jefe del Ejecutivo oaxaqueño Ulises Ruiz Ortiz se disputan la presidencia del partido en un proceso en que existe la percepción de que el campechano es el candidato de línea del ex presidente Enrique Peña Nieto.
El PRI es el partido más antiguo de México y al que se atribuye la creación de las instituciones de la República. Es, también, el más vinculado a la corrupción pública y saqueo del patrimonio de los mexicanos, a fraudes electorales y con los más grandes vicios como instituto político.
Aunque se vaticinó su extinción tras la pérdida de la Presidencia en el 2000, ha sabido mantenerse como el partido mejor organizado del país y, pese a las debacles electorales en los años posteriores, hoy sigue teniendo predominio en 13 entidades, por encima del PAN (ocho) y Morena (seis, con las recién ganadas gubernaturas de Puebla y Baja California).
Si bien hacia fuera se muestra respetuoso de la legalidad y las instituciones (ya acepta derrotas en las urnas), que impulsa el diálogo y los consensos, hacia su interior el PRI no consigue acostumbrarse a actuar sin la cultura de la línea.
Recientemente, la revista Nexos publicó el ensayo ‘El PRI y el futuro del sistema político mexicano’, de J. Alejandro Espinosa Herrera, que nos ayuda a entender la realidad del partido que mantuvo el poder presidencial por siete décadas (en Tabasco lo tuvo ocho). En los comicios del 1° de julio de 2018, que representaron ‘un cisma y un terremoto’ para el sistema político mexicano, el tricolor fue el ‘gran derrotado’, anota el analista.
Apunta que desde 1988, el PRI ha visto perder su hegemonía y control político, y la pérdida del año 2000 le representó la búsqueda de una nueva identidad, de reorganizarse y aprender a ser un partido fuera del poder sin la guía de la figura presidencial y el control de la administración pública federal. La salida de Los Pinos no significó su irrelevancia, porque seguía siendo el partido más organizado e institucionalizado del sistema político mexicano. “Aún derrotado, la votación del PRI era importante”, acota.
“En contraparte, el fin del sexenio de Peña Nieto y el lejano tercer lugar obtenido en los comicios de 2018 presentan un escenario radicalmente diferente, con un PRI desdibujado, debilitado y con la posibilidad tangible de estar al borde del colapso”, sostiene Espinosa Herrera.
El economista político, candidato a doctor en ciencia política por la Universidad de Oxford, plantea: “¿Cuáles son los retos, perspectivas y posibles consecuencias que enfrenta un partido debilitado? En primer lugar, el PRI enfrenta un futuro difícil y sombrío… Las élites que gobiernan al PRI serán las principales responsables de que el partido reviva o caiga en la irrelevancia…”.
El PRI –anota– necesita ser competitivo y ello involucra atraer nuevo talento y generar cuadros, ofreciéndoles oportunidades reales de carrera política en base a la capacidad y no al compadrazgo. El otro paso es reconquistar al electorado, lo cual solo logrará con resultados ejemplares en la administración pública.
Para desgracia del PRI el escenario es ‘poco menos que adverso’ con una feroz competencia en todos los frentes, con varios retadores y un partido emergente, Morena, que busca afianzarse y amasar tanto poder como pueda”, subraya.
Señala que si bien la ‘desaparición del PRI’ dejaría un vacío político difícil de llenar, la labor que tiene ante sí requerirá implementar acciones a las cuales está ‘poco acostumbrado’: inclusión, apertura, innovación y democracia.
“A pesar de ser un partido ligado al autoritarismo, la posibilidad de un colapso e irrelevancia del PRI representaría un riesgo y fuente de inestabilidad para una democracia aún joven y en transición como la mexicana”, advierte Espinosa.
La elección para la renovación de la dirigencia nacional será el 11 de agosto. ¿Logrará la convocatoria mover a una militancia harta de políticas cupulares y de simulaciones? ¿Demostrará el PRI que aún tiene un sólido voto duro, pese a que todo mundo dice que emigró a otras fuerzas, sobre todo a Morena?
A la historia priista todavía le quedan muchas páginas por escribir. Este proceso será apenas un capítulo más del que los tricolores pueden salir fortalecidos o más débiles y fracturados.
AL GRANO
HAY PERSPECTIVAS grandes y alentadoras de inversiones en Tabasco para 2019… Según Mayra Jacobo Priego, secretaria para el Desarrollo Económico y la Competitividad, aterrizarán capitales por más de mil 200 millones de dólares al cierre de 2019. Ya van 302 millones y no es ‘espejismo’ por su vinculación al petrolero, resalta la funcionaria… Esperemos…