[Ana Rodríguez]
Alfredo comentó que, como parte de este compromiso con la seguridad del pueblo veracruzano, se pierden momentos de suma importancia y valor sentimental con los seres queridos
Xalapa, Veracruz.- José Alfredo Gómez es padre de tres hijos de 11, ocho y cuatro años de edad; es policía estatal con cuatro años de servicio en las filas de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), presta sus servicios de prevención y vigilancia como parte del Agrupamiento de Parques en la ciudad de Xalapa.
“La familia es lo que me motiva, es el respaldo que tenemos, por ellos hacemos todos y hasta lo imposible se hace posible, no hay límites y es muy grande la responsabilidad; dejamos todo, yo trato de hacer el mejor papel, mis hijos me necesitan, prestarles atención, apoyarlos con sus tareas, dedicarles un poco más de tiempo”.
Proveniente de una familia de padres con diferentes oficios, decidió dedicar su vida a la carrera de las armas y la milicia desde los 19 años de edad; “presenté mis exámenes y cursé la Academia, hoy sirvo a mis paisanos a través de esta corporación”.
Alfredo comentó que, como parte de este compromiso con la seguridad del pueblo veracruzano, se pierden momentos de suma importancia y valor sentimental con los seres queridos.
“Yo conocí a mi hijo a los dos meses de nacido y tomé esto como una motivación más, lo vi y fue algo tan diferente, me dio mucha fuerza para seguir adelante. En esta vida todo vale la pena y más teniendo una responsabilidad tan grande como la formación de nuestros hijos y velar por la ciudadanía, aunque a veces no lo ven así, ellos no se dan cuenta de los sacrificios que hacemos por su bienestar”.
De igual forma, agregó, en la difícil tarea como servidor público, el policía veracruzano labora largas jornadas para llevar el sustento a su hogar, lo que implica desapegarse del desarrollo de sus hijos o no estar presente en diferentes momentos, tanto difíciles como de gozo.
“La población no ve más allá de lo que vemos nosotros, nos toman como personas sin sentimientos, igual somos seres humanos y tenemos necesidades, pero para nosotros es un orgullo servir, tanto la ciudadanía como la familia”.
El desarrollo emocional y afectivo en la relación padre-hijo es necesario, no sólo para el Policía Estatal si no para cualquier oficio o profesión; “nosotros trabajamos en casa de modo que los pequeños entiendan por qué se hacen las cosas y por qué tenemos que abandonarlos. Empiezan a crecer con una imagen de servir porque siempre te preguntan qué hiciste, qué haces en tu trabajo, y nosotros a veces respondemos de manera divertida sobre nuestra labor”.
Precisó que es importante reconocer las cosas buenas y las malas que suceden a diario, así como las satisfacciones y desilusiones; “es maravilloso cuando te dan las gracias, llegar a casa, ver a tus hijos, platicar con ellos y que te digan ‘¡Papá estuviste muy bien!’; es tan satisfactorio”.
“En lo personal, siempre les digo a mis hijos que voy a salir pero no sé si regrese. La vida afuera es difícil, nunca sabes ante qué te vas a enfrentar, por ello debemos enseñarles que no seremos eternos”, finalizó José Alfredo.
