[Eugenia Rodríguez]

*El patriarca se apostó en una de las rocas mientras que los danzantes descendían con sus canastos y las veladoras prendidas para alumbrar su camino y poder verter la cueza en el agua provocando el adormecimiento de las sardinas que emergen hasta la superficie

Villa de Tapijulapa, Tacotalpa, Tabasco.- Con el tradicional ritual indígena de La Pesca de la Sardina, este se llevó a cabo en el parque natural Villaluz, en una gruta llamada La Cueva de la Sardina.

Y es que este Domingo de Ramos se efectuó esta tradición remonta sus inicios a la época prehispánica cuando la etnia de los zoques habitaban esta región y entre sus cultos elevan plegarias al Chac, Dios de la lluvia, buscando que sus cosechas y campos tuviesen el agua necesaria para enfrentar la temporada de estiaje.

Informaron que la mezcla de rituales autóctonos con las prácticas religiosas implementadas durante la colonización ofrece como resultado este ritual que inicia con una misa en la Iglesia de Santiago Apóstol, ubicada en lo más alto de villa Tapijulapa dentro de la celebración católica del Domingo de Ramos.

Una vez terminada la santa misa, los danzantes, ataviados con trajes de manta, sombrero, machete y algunos artículos que utilizarían durante el ritual se trasladaron hasta el paraje Villaluz con la finalidad de obtener el barbasco en uno de los arroyos donde los bulbos de esta planta son raspados contra las rocas para convertirlo en una especie de masa mezclada con cal viva.

El historiador, Cesar García Córdova, explico que con esta mezcla o cueza, los danzantes comienzan su peregrinación hasta la cueva de la sardina abriéndose paso en la espesura selvática de este paraje con la música de flautas y tambores hasta llegar a la entrada de la cueva, donde cientos de turistas locales y nacionales, así como autoridades municipales y estatales aguardaban instalados en el recién inaugurado escenario de piedra de río para presenciar el tradicional ritual.

Aquí, los danzantes aguardaron el protocolo de presentación de las autoridades presentes y la detallada explicación de dicho ritual, donde asistió el director Turismo, Agustin de la Cruz Paz; para posteriormente dar paso a la música de flautas y tambores que dictaban el danzar en forma de círculos para el señor patriarca o abuelo, y el séquito de danzantes portando entre sus manos un canasto con la ofrenda comprendida de velas y flores.

Mientras que al hombro de los danzantes, se podía apreciar una pushcagüa de hoja blanca que resguardaba la maza o cueza elaborada con cal y barbasco, la cual sería vertida en el interior de la cueva de aguas sulfurosas luego de que el patriarca pidiera permiso al guardián de dicha caverna para que les fuese permitido entrar a pescar a la sardina ciega, conocida como Bolín, y que se le llama ciega por habitar en condiciones muy singulares como lo es la oscuridad total y el agua de azufre.

Después de la tradicional oración: “Buenos días Abuelo, Buenos días Abuelo, Buenos días Abuelo. Recibe nuestro saludo y escucha lo que te venimos a pedir: tienen hambre nuestras familias, tienen hambre nuestros hijos, y en nombre de Dios y el agua, y en nombre del sol y la luna, y en nombre de nuestra madre tierra, regálanos tu sardina, déjanos entrar en tu casa para tirar la cueza en tu arroyo…”, El abuelo fue el primero en entrar portando un sahumerio en las manos que previamente dirige a los cuatro puntos cardinales.

El patriarca se apostó en una de las rocas mientras que los danzantes descendían con sus canastos y las veladoras prendidas para alumbrar su camino y poder verter la cueza en el agua provocando el adormecimiento de las sardinas que emergen hasta la superficie facilitando así que con los propios canastos puedan ser pescadas y alimentar a las familias del lugar en esta época de estiaje.

Cabe destacar que después de realizarse la muestra de la pesca, fue permitida la entrada a pequeños grupos de visitantes para que puedan apreciar la obtención de esta sardina.