(Por Carlos Alberto Merodio)
“Sufragio Sin Representación Popular”
En un reciente comunicado replicado en múltiples medios de comunicación de todo orden, el mercader y principal socio económico y aliado dogmático por múltiples vías de la cuarta trasformación, Ricardo Salinas Pliego aseguró que el INE debería desaparecer entre otras razones: Porqué él instituto se encuentra secuestrado por los dueños de los partidos políticos; y porqué protege intereses oscuros, opacos; ya que no es democrático y no representa de ninguna manera los intereses de la sociedad, el INE se ha consagrado al paso del tiempo como una figura muy lejana de las personas y añade que los partidos políticos y sus dueños, no son verdaderos vehículos de representación ciudadana, son eso sí; una clase de burócratas que viven de nuestros impuestos, se auto asignan más de $7,000,000,000 (siete mil millones) de pesos por año y solo buscan proteger sus intereses.
En su tesis el fundador del grupo Salinas, afirma que los consejeros del INE elegidos por estos mismos dueños, encarnan un sistema donde la democracia se maneja a través de negociaciones políticas y no como voluntad expresa de la sociedad; y suma además a su intervención, que la legislación que da vida al INE lo ha vuelto una pesada máquina burocrática que lo obliga a entrometerse en ámbitos que no le corresponden, “así como lo haría quien se dedica a vender electrodomésticos y a regentear el dinero de los programas sociales, hablando de las instituciones”.
Salinas enarbola su bandera de queja personal, por la forma en que el INE ha afectado el tiempo de publicidad para todas sus empresas con la siguiente conjetura: el INE se ha convertido en el mayor censor del país, puede callar a los ciudadanos, callar a los candidatos, callar al presidente y silenciar a los medios de comunicación, ésta censura se ejerce “aplicando la ley”.
Y ahora, el INE no solo calla a cualquiera, sino que también lo puede desterrar de la vida política, eliminando candidaturas a su conveniencia, el dueño de TV azteca, Electra y diversas compañías de telefonía celular y de tv por cable, y al que por supuesto el INE no ha podido callar; remata su desenfadado vaticinio casi inquisitorio: el INE se ha vuelto un “ENTE” hiper politizado, obsoleto, carísimo, arbitrario y sesgado, no representa a la sociedad y ha dejado de ser democrático, por estas razones, estoy convencido de que el INE debe morir y debe desaparecer.
Hasta aquí todo suena a sueño guajiro, siempre que quienes ahora ven la paja en el ojo ajeno hagan un acto de contrición en su justa dimensionalidad, ya que la partidocracia mexicana representa precisamente el origen de todos los males de la nación; los partidos políticos han dejado de simbolizar las causas sociales y se han convertido en verdaderos mercaderes de la disfuncionalidad pública, son costosos, se adjudican y construyen una realidad alterna con privilegios y canonjías a las que habitualmente no tiene acceso ningún ciudadano, priorizan sus intereses particulares y los de sus allegados y se consagran como verdaderas agencias de trabajo y colocación, para sus más serviles consortes.
Que desaparezca el INE, totalmente de acuerdo: por disfuncional, caduco, por surgir desde las elites económicas y políticas como instrumento acéfalo para los ciudadanos y muy lucrativo para los dueños de los institutos políticos, que muera el INE, y con él los partidos políticos que en nada representan en pleno siglo 21 a los intereses y las necesidades apremiantes de la sociedad mexicana, a la que tanto le cuestan vía los impuestos y prerrogativas, luego entonces nacerán nuevas estructuras de organización social; que se asuman con contrapesos ideológicos la realidad publica de la nación, y que reflejen una nueva dinámica social; que garanticen una verdadera democracia armónica en México, sin odio, exclusión, sectarismo y divisionismo.
Bienvenida la nueva realidad en la que los ciudadanos salgan a votar y sientan que su sufragio será representado con credibilidad, por aquellos a quienes otorgan su sufragio para trabajar por lo colectivo, bienvenido un nuevo entorno en que el votante no sea visto solo como instrumento temporal y pasajero para trasformar la vida económica de la clase gobernante en turno.