¿Cómo honrar y despedir a un ser querido se va intempestivamente?

(Redacción)

Desde que empezaron en nuestro país las muertes por Covid-19, el Instituto Mexicano de Tanatología A. C. ha recibido llamadas de personas angustiadas por la separación sorpresiva de sus familiares, víctima de esa pandemia

Ciudad de México a 10 de mayo de 2020.- Una vela, un rezo, una fotografía, una lista de buenos recuerdos son rituales posibles para enfrentar este Día de las Madres el duelo por la pérdida de la nuestra y más, si se ha ido víctima de un accidente o una enfermedad como el coronavirus: de manera abrupta, sin poder besarla, abrazarla, despedirnos, recomienda la tanatóloga Patricia Solís.

Desde que empezaron en nuestro país las muertes por Covid-19, el Instituto Mexicano de Tanatología A. C. ha recibido llamadas de personas angustiadas por la separación sorpresiva de sus familiares, víctima de esa pandemia que ya arroja en el país más de 3 mil decesos reconocidos.

“En vida reclamamos es que me gritó, me corrió, no puedo perdonar…En muerte, existe culpa, es que no me di cuenta, no la llevamos a tiempo al doctor, no supimos qué hacer. O de angustia, es que fue de repente, no me despedí, es que no pensé que sería así, es que no supo que siempre la amé”, expone la experta.

“Lo vemos en las reacciones de la gente, se meten al hospital, le pegan al doctor, dicen yo lo quiero ver, hay incredulidad, quieren abrir el lugar donde está su familiar, dicen no me despedí. Por eso hay que hablar antes, en vida, y tenerlo platicado.

Primero que sepan que los queremos, si se enferman ellos o nosotros saber qué se va a hacer, tener claras las cosas. Pero en esto no hay culpables, todos vamos a llegar a la muerte”, agrega.

Este 10 de mayo la pandemia sacó a todo el mundo de la normalidad, y no habrá festejos a la madre, una figura venerada por la mayoría de los mexicanos.

Tampoco podrá haber reuniones familiares, visitas a los panteones o ceremonias religiosas para recordar a las madres fallecidas, una fuerte tradición en las familias del país.

Debido a este confinamiento obligado por la pandemia “todos vivimos un duelo por la pérdida de la libertad, pero también debemos enfrentar la posibilidad de la muerte.

Es muy fuerte decirlo, pero hay que hablar de ella y más en una situación límite como ésta, en que todos podemos ser víctimas”, propone la experta al descartar que esto tenga que ver con alarma.

Recomienda armar un plan: “platicar en casa si alguien enferma, si yo enfermo, ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué pasa si alguien o yo muero? ¿Qué hace cada quién? ¿Quién llama? ¿Quién hace trámites? ¿Dónde están los papeles, los teléfonos? Y enfrentar las cosas”.

Esa es la mejor manera para sobre llevarlas pérdidas, expone la experta en tanatología especializada en logoterapia.

Hay que tener las cosas claras para, si ocurre, actuar.

“Ahorita estamos en negación, y decimos: no quiero estar encerrado, no quiero hablar de muerte porque eso no va a pasar, eso nos confronta, no la integramos como parte de la vida.

“Dicen que los mexicanos jugamos con la muerte, nos reímos de ella y no es cierto.

Nos gusta el 1 y 2 de noviembre que hacemos pan de muerto, ponemos altares, hacemos un ritual, pero de nuestra muerte no hablamos para no sufrir”.

Así, propone hablar como paso uno y, si un deceso llega a la familia intempestivamente por la pandemia, “podemos hacer rituales de despedida porque nos van a entregar a nuestro familiar querido en una urna. Podemos llorar, compartir nuestras emociones, hablar de lo que esta persona significó para cada miembro de la familia.

“Podemos ver fotos, escribir lo significaste para mí, me enseñaste esto, te agradezco esto, todo lo positivo. Es una resignificación de qué fue esa persona para mí, de la relación que hubo”.

Para ese cierre se puede prender una vela “para honrar, despedirnos de esa persona, hacer oraciones virtuales, o cada quien desde su casa a la misma hora”.

No podrá haber misas ni llevar las cenizas al panteón, “pero podemos llorar juntos si se puede, no como los avestruces de meter la cabeza en la tierra por creer que se ve mal, o no quiero me vean. No, necesitamos expresar nuestras emociones y si se puede todos, no cada quien por su lado”.

Recomienda además ponerse una meta y no reprimir emociones “prometerse que en tal fecha nos reuniremos, habrá misa, lo llevaremos al panteón, y compraremos las flores que le gustaban, reunirnos, compartir las emociones y honrar a nuestro familiar”.

Este es momento, agrega, “de tocar emociones y sentimientos.

Debemos comprender que esto no es culpa de nadie, que no es tiempo de culpas sino de honrar a quien se fue”. (Fuente: El Universal).

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