Sector energético con “neumonía atípica”

(Por: Soraya Pérez)

El sector energético, que tendría que ser el gran motor económico de México, lamentablemente sufre de una “neumonía atípica” gracias a las decisiones tomadas por el gobierno federal. Es importante recordar que hace apenas unos años, nuestro país fue reconocido por asumir uno de los modelos energéticos más modernos y efectivos del mundo; no obstante, recientemente, una de las principales calificadoras internacionales nos ha puesto a sólo un paso de perder el grado de inversión, y con ello, nuestra estabilidad económica.

La semana pasada, Standard & Poor’s decidió recortar la nota crediticia de México, e inmediatamente la de Pemex; considerando que la caída de casi 80% en el precio del petróleo, así como el bajo dinamismo de la inversión ponen en riesgo la débil tendencia de crecimiento en nuestro país. Esa es una de las razones por la que expertos aseguran que nuestra economía puede caer hasta 7% del PIB tan sólo este año.

En el 2019, el costo de producción nacional fue de 14 dólares por barril (dpb) de crudo, esto sin incluir salarios, prestaciones, costo de capital ni impuestos. Actualmente, el precio de la mezcla mexicana de exportación está ubicado en 13 dpb, esto significa que hoy, por cada barril que Pemex produce, ¡todos los mexicanos perdemos! Además, hay que considerar lo que impactan sus poco transparentes proyectos de inversión; por cierto, tras la depreciación de casi 25% de nuestra moneda, ¿ya habrá un estimado del incremento en el costo de la refinería de Dos Bocas?.

Lo mismo le pasó a la Comisión Federal de Electricidad, que perdió un nivel en su calificación crediticia por el cambio radical de sus políticas que limitaron la participación privada. Como recordarán, antes había una tendencia creciente de empresas privadas en la generación de energías limpias, así como en la construcción de líneas de transmisión, esto sin que el gobierno invirtiera un solo peso; sin embargo, súbitamente cancelaron este tipo de acciones, afectando negativamente la confianza de los inversionistas.

Al menos hay una ventaja del modelo energético del sexenio anterior que sí nos permiten disfrutar: el precio de la gasolina bajó.

Esto pasa porque su principal materia prima, que es el petróleo, también cayó. Es tan simple como que si el precio del maíz cae, también cae ¡el precio de las tortillas! Y debería bajar mucho más, si el presidente cumpliera su promesa de bajar los impuestos, ya que el gobierno federal no ha subsidiado un solo centavo de los casi 5 pesos que recauda por cada litro de gasolina.

De igual forma, los mexicanos deberíamos exigir que baje la tarifa de luz. Según la metodología para establecer tarifas de la Comisión Reguladora de Energía, el insumo usado para la generación determina casi dos terceras partes de su precio. Me explico, 50% de la generación nacional es mediante plantas de ciclo combinado que usan gas natural, 3% de turbo gas y 13% de la térmica convencional que usan combustóleo y diésel, por tanto, si el precio de sus insumos cae, en consecuencia, las tarifas deben de bajar.

Estoy convencida que, en estos momentos tan difíciles para nuestra economía, lo último que debemos hacer es dividirnos. Es urgente que esta administración tome medidas urgentes para el sector energético, y de paso apoye a los ciudadanos durante esta contingencia, disminuyendo el precio de la gasolina y de la luz, ya que tiene facultades para hacerlo, ¿cuándo lo harán?

Columna públicada en el Diario el Economista

Tuwiter: Pérez Soraya

Linkedin: Soraya Pérez Munguía

Gmail: soraya.perez.munguia@gmail.com

Ex presidenta de la Federación de Colegios de Economistas de la República Mexicana A.C.

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