[Redacción]
Antes del 2015, el mangle El Chupadero, de Colima, se encontraba deteriorado, por lo que habitantes de la zona se organizaron para rescatarlo
Ciudad de México.- El Chupadero es el ecosistema de mangle más grande de Colima, abarca 2 mil 500 hectáreas y es el sustento de 40 familias de pescadores.
Este estero ayuda a limpiar el agua de los ríos, sirve como sitio de anidación, alimentación y hábitat temporal de aves residentes y migratorias.
Antes del 2015 este cuerpo de agua sufría la invasión de plantas como lirios y nenúfares, lo cual provocó que las raíces de manglares carecieran de oxígeno y se bloqueara el ciclo reproductivo de las diferentes especies de peces y crustáceos, como los camarones.
«Era una tristeza ver como nuestro estero no tenía vida, no había pesca. Teníamos que hacer algo para recuperar esta actividad y que el ecosistema no se muriera», recordó Cecilio Bonilla Rodríguez, presidente de la sociedad cooperativa de El Chupadero.
Como representante de los pescadores, Bonilla buscó cómo recuperar la riqueza de los mangles y el sustento para sus compañeros.
En el 2015 encontró en la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) el apoyo para la realización de un proyecto de conservación, el cual tuvo una inversión de un millón 732 mil pesos.
Los integrantes de la cooperativa realizaron los trabajos de una primera etapa en la que rehabilitaron 120 hectáreas.
Durante cuatro meses, los pescadores retiraron 10 toneladas de plantas invasoras y rehabilitaron del sistema hidrológico del estero, con la limpieza de material muerto de los canales de marea.
«Gracias a las labores realizadas por los pescadores, se favorecieron las condiciones del sitio para incrementar la disponibilidad de oxígeno disuelto en el agua, lo que favoreció la producción pesquera de la cooperativa y la sobrevivencia de los manglares», comentó Isaac Castillo, asesor técnico del proyecto.
Luego de que concluyeron la primera etapa de manera satisfactoria, de acuerdo al convenio que se llevó a cabo con la CONAFOR, El Chupadero se hizo acreedor de un nuevo recurso, con el cual se dará mantenimiento, a partir de 2017 y hasta 2019.
Los guardianes del mangle, como se hicieron llamar los integrantes de la cooperativa, obtuvieron 252 mil pesos más, asignación que será dividida en los tres años y recibida en anualidades de 84 mil pesos.
«Antes no sabíamos la riqueza natural que teníamos. Gracias a la restauración de los manglares, ya no solo vivimos de la pesca, ahora prestamos servicios turísticos», destacó Bonilla.
Ahora el Chupadero es un referente en Colima para la observación de aves migratorias y recorridos, debido a la belleza escénica de sus manglares.
El esfuerzo de los guardianes del mangle en Colima los llevó a acceder al programa de Pago por Servicios Ambientales de la CONAFOR, bajo el esquema de Fondos Concurrentes.
Así, En 2016, en asociación con la empresa exportadora de frutas Grupo Coliman, originaria de Tecomán, se conservan 500 hectáreas de mangle, con una inversión por cinco años, hasta 2020.
A través de esta modalidad de apoyo, los pescadores cuentan con recursos para continuar con la limpieza y retiro de especies invasoras dentro de los canales de navegación, además de haber adquirido una lancha para recorridos de vigilancia y turísticos.
También se protegen sitios de anidación, refugio y alimentación de aves migratorias dentro del estero.
En total, para la conservación y protección de este cuerpo de agua y sus manglares, se han invertido un total de 3 millones 584 mil pesos, entre el Gobierno de la República y una parte de la iniciativa privada.
Es así como 620 hectáreas de manglares han sido protegidas por estos guardianes, quienes además de rescatar el sustento para sus familias, lograron que el mangle siga brindando servicios ambientales a los habitantes del estado.