Los errores que no debes cometer en el primer día de “kinder” de tu hijo

[Redacción/Agencias]
Se trata de un proceso de transición y de adaptación de vital importancia para su desarrollo, por lo cual la manera como se resuelva va a repercutir en su proceso de aprendizaje y de socialización
Ciudad de México.- Llegó la hora de llevar a tu hijo al Jardín de Niños por primeva vez y te viene a la cabeza su rostro de angustia por dejarlo con personas extrañas, su posible llanto y resistencia para quedarse, y la mezcla de orgullo y tristeza que sentirás al verlo cruzar esa puerta.
Y es que la entrada del niño a la escuela es la primera separación mutua de niño-familia. Su mundo de relaciones va a ampliarse, comenzará a defenderse sin la ayuda de sus padres y formará parte de un nuevo círculo en donde ya no será el centro de atracción como en su casa, aprenderá a compartir sus juguetes y esperar su turno para hablar, tendrá que guardar sus útiles y responsabilizarse de su mochila.
Se trata de un proceso de transición y de adaptación de vital importancia para su desarrollo, por lo cual la manera como se resuelva va a repercutir en su proceso de aprendizaje y de socialización.
Como padres transmitimos mensajes y actitudes que van a influir en la manera como los niños perciban y asuman el ingreso a la escuela por primera vez. Ellos captan los temores, angustias y expectativas de los adultos en relación a la escuela o, por el contrario, la confianza y el optimismo que se les demuestra. Por ello es responsabilidad de padres y maestros el fomentar un ambiente propicio para que el niño viva la transición como algo seguro y agradable.
No cometas los siguientes errores:
Durante los días previos, expresar con insistencia frases como: “te vas de mí”, “eras un bebé y ahora te vas de nosotros”, “no sé si voy a soportar verte cruzar la puerta de la escuela”. Con mensajes tan dramáticos y contundentes, se propicia la angustia de separación en los niños y lógicamente un rechazo por la escuela.
Desorganización y conflictos durante los preparativos: tales como desayunar y vestirlo con prisas, o llegar con angustia por la hora de entrada, todo lo cual influirá en que vea a la escuela como un problema.
Utilizar el chantaje afectivo al momento de la despedida: “no llores porque mamá se va a poner triste”.
Mentir a los niños respecto a lo que va a ocurrir: “dale la mano a la maestra, no me voy a ir, ahora mismo regreso y estaré contigo en el salón de clases”.
Utilizar el engaño como forma para que se queden en la escuela: como, por ejemplo, pedirles que entren a tomar un dulce y alejarse de la escuela sin que el niño vea.
Convertir el momento de la despedida en un evento dramático y difícil: como puede ser que los padres lloren frente al niño, además de mostrarse tristes y abatidos.
Prolongar el momento de la despedida
Nota: Confía en la capacidad de adaptación de tu hijo a los cambios positivos. Sólo así podrás transmitirle seguridad con palabras y con actos. (Fuente: BBMundo)

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