[Redacción]
Detecta a tiempo el cáncer de mama
Ciudad de México.- La Secretaría de Salud desde hace varios años, ha implementado un programa a largo plazo para que en un futuro impacte y se observe a través de la detección y diagnóstico oportuno, la disminución de la mortalidad.
Y es que el cáncer de mama no puede prevenirse, la detección oportuna es la única opción para poder descubrir a tiempo esta enfermedad, lo que significa que para disminuir las muertes por cáncer de mama, las mujeres deben ser diagnosticadas en etapas tempranas. Para realizar el diagnóstico con oportunidad es necesario intensificar, de acuerdo a la edad de cada mujer, las tres acciones básicas de detección: autoexploración, exploración clínica y mastografía.
Prevención
Para la prevención, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer de mama, está la autoexploración, principal defensa para combatir el cáncer de mama.
Existen factores que pueden disminuir el riesgo de desarrollar cáncer de mama, principalmente relacionados con el estilo de vida.
Adoptar estilos de vida saludables para reducir los factores de riesgo puede tener un impacto positivo en reducir el desarrollo de cáncer de mama.
Algunos hábitos saludables son:
No fumar.
Tener una alimentación rica en frutas y verduras.
Consumir pocas grasas animales y trans.
Aumentar la ingesta de cereales integrales.
Realizar entre 30 y 60 minutos de actividad física todos los días.
Consumir ácido fólico.
Mantener un peso saludable.
Moderar el consumo de alcohol.
Amamantar.
Además de promover los hábitos saludables, no debes olvidar las estrategias para detectar el cáncer de mama: autoexploración mensual a partir de los 20 años; examen clínico anual a partir de los 25 y mastografía a partir de los 40 años.
Además de realizar las acciones de detección, es necesario tener conocimiento de los factores de riesgo que pueden favorecer el desarrollo del cáncer de mama y reconocer en si misma dichos factores:
Los factores de riesgo se dividen en 4 grupos y son los siguientes:
Biológicos:
Sexo femenino.
Envejecimiento, a mayor edad mayor riesgo.
Historia personal o familiar de cáncer de mama en madre, hermanas, o hijas.
Vida menstrual de más de 40 años (inicio de la menstruación antes de los 12 años y menopausia después de los 52).
Tejido mamario denso.
Ser portador conocido de los genes BRCA1 o BRCA2.
Latrogénicos o ambientales:
Exposición a radiaciones ionizantes principalmente en el desarrollo o crecimiento (in útero, en la adolescencia).
Tratamiento con radioterapia en tórax.
Relacionados con la historia reproductiva:
No haber tenido hijos.
Primer embarazo a término después de los 30 años de edad.
Terapia hormonal en la peri o postmenopausia por más de 5 años.
Relacionados con estilos de vida:
Alimentación rica en carbohidratos y baja en fibra.
Dieta rica en grasas tanto de origen animal como ácidos grasos trans (los ácidos grasos trans son un tipo de ácido graso insaturado, el cual se encuentra principalmente en alimentos industrializados que han sido sometidos a hidrogenación u horneados como los pasteles, frituras, margarina, entre otros).
Obesidad, principalmente después de la menopausia.
Sedentarismo.
Consumo de alcohol mayor a 15g/día.
Tabaquismo.
Aunque la mayoría de los factores de riesgo no se pueden modificar, los relacionados con los estilos de vida si son modificables y pueden disminuir el riesgo de padecer esta enfermedad. Es necesario fortalecer la autorresponsabilidad en el cuidado de la salud, y adoptar formas de vida saludables. Autocuidado significa, la ocupación, interés y protección a cargo de una misma para potenciar la propia salud, dirigido tanto al aspecto físico como emocional, para lo cual se recomienda llevar a cabo las siguientes acciones:
A partir de los 20 años de edad, cada mes debe realizar la autoexploración de sus mamas.
Si tiene 25 años o más, acuda a su unidad de salud para que le realicen la exploración clínica de sus mamas.
Si tiene entre 40 y 69 años solicite en su unidad de salud la mastografía.
Mantener su peso ideal, disminuir el consumo de grasas de origen animal.
Incremente el consumo de fibra como cereales integrales, frutas y verduras.
Hacer ejercicio de 30 a 60 minutos todos los días.
Disminuir el consumo de alcohol.
No fumar.
La lactancia es un factor protector.