“El teatro ocupó mi sensibilidad desde el primer momento”: Jorge Esma Bazán

[Redacción]

A unas horas de recibir la pluma de oro, el dramaturgo, explica su experiencia sobre los escenarios de México

Mérida, Yucatán.- Con una trayectoria de más de cincuenta años en la dramaturgia y la dirección escénica, el escritor yucateco Jorge Esma Bazán recibirá el próximo 3 de agosto La Pluma de Oro, galardón que otorgan la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República y la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM), en una ceremonia que se llevará al cabo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

“El teatro imita a la vida, en tanto que la vida también imita al teatro, así es como yo resumo y entiendo la trascendencia de este género que desde hace muchos años ocupó mi sensibilidad, ocupó mis reflexiones”, explica el autor  cuando piensa en su experiencia sobre los escenarios de México, lo mismo como autor que como director o intérprete.

En el mismo evento, que se realizará en la Ciudad de México, serán distinguidos los intelectuales Marcela del Río y Willebaldo López por sus aportaciones al mundo de las letras, particularmente en el ámbito teatral.

Hasta ahora, Esma Bazán ha escrito diez obras, entre las que destacan “Claudio (Donde los árboles)”, con la que obtuvo el Premio Nacional de Teatro Celestino Gorostiza en 1967, cuando apenas contaba con 21 años de edad. (Llama la atención que, a la fecha, siga siendo el autor más joven en haber obtenido esa distinción).

Asimismo, es autor  del monólogo “Atila”, así como “El Carcelero” y “Mariposa Monarca (que quede bien claro)”, drama inspirado en la tragedia de Luis Donaldo Colosio y su esposa Diana Laura,  entre otras piezas.

En su faceta de director teatral, ha realizado treinta puestas en escena y ha obtenido, entre otros, los siguientes blasones:  Premio de Dirección en el Festival Nacional de Pastorelas, Premio al Mejor Director en el Festival de Primavera de Teatro del INBA; premios de la Crítica Especializada del Teatro Mexicano por la puesta en escena de “El Pulpo”, basada en la tragedia de los hermanos Kennedy, de Marcela del Río, y la realización de “El tuerto es rey” de Carlos Fuentes;  premio de Director Escénico, en el Festival Nacional de Teatro con la puesta en escena de la obra “Los héroes inútiles” de Guillermo Schmidhuber;  así como el Premio Mundial de Teatro en Nancy, Francia, con su participación en la Compañía Universitaria de Teatro de la UNAM.

Impulsor de instituciones vinculadas a las artes, Esma Bazán es conocido desde hace cuarenta años como el Promotor Cultural de las Fronteras por haber creado  los Institutos de Baja California y Sonora, en la frontera norte, y el Instituto de Cultura de Yucatán en la frontera sur, además de ser fundador y director general del Instituto Hidalguense de Cultura y del Polyforum Mesoamericano en Chiapas.

En ese sentido, ha recibido la Medalla al Mérito Cultural de la Universidad Anáhuac, la Placa de Honor y las Medallas de Sonora, Hidalgo y Baja California, la Medalla de Oro de la AMMEYUC y las distinciones de honor del Soka Gakkai, asociación budista mundial dedicada a la promoción de la paz, la cultura y  la educación, así como la mención de Honor Especial del INBA por su obra “El Homenaje (los payasos negros)”, y los diplomas de Honor y Reconocimiento por su contribución a la cultura y a la dramaturgia otorgados por la Universidad Autónoma de Baja California y la Universidad Autónoma de Yucatán.  En varios foros nacionales, internacionales y latinoamericanos se le ha considerado como uno de los mayores impulsores en la creación y formación de institutos culturales, así como en la organización y dirección de eventos innovadores, como es el caso del Gran Museo del Mundo Maya de Mérida. A la fecha, Jorge Esma Bazán es director general del Instituto de Historia y Museos de Yucatán (IHMY) y Presidente Ejecutivo del Festival Internacional de la Cultura Maya (FICMAYA), que este 2017 llega a su sexta edición.

Los ojos en el pasado

Sobre su dramaturgia, la prensa especializada ha dicho que tiene por objeto calar hondo en el espíritu contemporáneo, proponiendo  siempre un diálogo poético y político que suele confrontarse con la realidad actual con un sentido crítico y un realismo mágico en su ejercicio creativo.

“Nunca he estado muy al pendiente de lo que se diga sobre mi trabajo; lo único cierto es que el teatro me ganó para sí desde el primer momento y ahora, con la obtención de la Pluma de Oro, he vuelto los ojos al pasado, he regresado a mis nostalgias más profundas, sólo para redescubrir al joven rebelde que fui y que logró abrirse paso en el difícil pero bello mundo de los escenarios, en el misterioso escenario de la cultura”, destaca.

En entrevista con diferentes medios de comunicación, Esma Bazán recordó  que la obra “Claudio (donde los árboles)” surgió en un periodo de intensa actividad social y estética de México.

“El país estaba cambiando. Los jóvenes intentábamos un ambiente más respirable, más libre; ese es precisamente el tema de fondo de esa obra que ahora, cincuenta años después, vuelve a ser apreciada con el reconocimiento que, tan generosamente, me hacen la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República y la SOGEM”, dice.

“Prácticamente, “Claudio” se escribió al calor de la vida, de su propia puesta en escena, pues para concursar debía elegirse algún acto de la pieza. Recuerdo, por ejemplo, a mi inolvidable amigo, el actor Gonzalo Vega (qepd), preparándose para actuar en ella; incluso abandonó la tauromaquia para entrar de lleno al terreno de la cultura y de las artes. A él y a todos aquellos que estuvieron involucrados en ese proyecto inicial, está dedicado el galardón que nuestro trabajo recibe ahora”, señala.

-Me es necesario explicar –relata el autor- que Claudio nació como un canto a la libertad y que su origen me fue dado por una historia clínica sobre una mujer que pretendía mantener a su hijo apartado de la maldad del mundo. De eso trata la obra. La metáfora de la jaula es, en realidad, la metáfora de las muchas cárceles que vivimos los seres humanos.

Doble emoción

En otro momento de la conversación con los medios, Esma Bazán destacó que Marcela del Río y Willebaldo López son autores cuyas propuestas estéticas han influido de forma determinante en lo que hoy es la producción teatral mexicana.

“Me encuentro doblemente emocionado, porque Marcela del Río fue mi maestra y, posteriormente, mi entrañable amiga. De hecho, pude dirigir “El Pulpo”, una de sus obras de mayor impacto  y que, al mismo tiempo, también fue saludada con elogios y reconocimientos. Por el lado de Willebaldo López, puedo decir que ha sido el escritor, maestro y director de escena más premiado de nosotros tres. Sus obras y sus trabajos escénicos han trascendido por lo que este merecimiento es más que justo”, evoca el dramaturgo.

Escritora, poeta, profesora, periodista y diplomática, Marcela del Río ha cultivado todos los géneros literarios y es una figura referencial en las letras no sólo de México, sino de América Latina.  “Proceso a Faubritten”, “La Utopía de María”, “La Cripta del Espejo” y  “Como en Feria” constituyen el cuerpo novelístico de nuestra autora en el que invariablemente suele retratar temas de interés nacional y sucesos globales de nuestro tiempo. Como dramaturga, sus obras  “Miralina”, “El Pulpo (tragedia de los hermanos Kennedy)” y “De Camino al Concierto”  son considerados hitos en la historia del teatro mexicano. En la poesía, Marcela del Río fue galardonada con el Premio Olímpico en las Jornadas Culturales de los Juegos Olímpicos de México en 1968 por su pieza épica “Trece cielos”.

Por su parte, Willebaldo López obtuvo el primer lugar en el concurso “Hombres de México y el Mundo” con su obra “Yo soy Juárez”; y un año después, recibe el mismo galardón, gracias a la obra “Pilo Tamirano Luca”.  En casi todas sus obras hay rasgos en donde nos reconocemos, entre las que destacan “Los arrieros con sus burros por la hermosa capital”, “Cosas de muchachos”, “La oscuridad ya está vieja, ya no espanta a la verdad”, “El paletero del sol”, “Vine, vi… y mejor me fui” y “Tereso y Leopoldina”, pieza que al adaptarse a cine resultó el guión ganador en el certamen del Banco de Guiones de la SOGEM y El Sindicato de Escritores de Cine.

El hombre-teatro

Para finalizar, el maestro Esma Bazán dice que el teatro es ahora, según su visión, el género más difícil de cumplirse a cabalidad en comparación con todos las demás disciplinas artísticas.

“A la música no le cuesta mucho convertirse en música,  pero en cambio para que el teatro se realice como teatro tienen que conjugarse una serie de factores que van del texto escrito a la producción completa. No olvidemos que el teatro es para llevarse al cabo, para ejecutarse en un foro, buscando siempre un diálogo con la gente, con el espectador: esa es su magia. Por lo mismo, a estas alturas de mi vida he llegado a la conclusión de que el ser humano –hombre o mujer- es un individuo-teatro. Nos ponemos máscaras para ser otro: en el trabajo, con la familia, con la sociedad; estamos siempre actuando, estamos siempre en el teatro de nosotros mismos”, concluyó.

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