El gobierno federal y estatal, han logrado liberar 59 mil 463 crías de Tortugas Marinas

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[Redacción]

* Un total de 24 mil 671 tortugas de las especies Caretta Caretta y 34 mil 792, de Chelonia mydas, tan sólo en la temporada 2015

Tulum, Quintana Roo.- En cumplimiento a las especificaciones emitidas por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y por instrucciones del gobernador Roberto Borge Angulo, la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente (SEMA) realiza acciones para conservar, proteger y manejar las poblaciones de tortugas marinas que llegan a desovar a las costas quintanarroenses.

Y es que a las playas del Estado arriban 50 por ciento de las especies de tortugas marinas que habitan en el mundo; existen varios sitios de anidación de esta especie. Uno en especial es el área conocida como X’Cacel-X’Cacelito, lugar donde se reporta el número más importante de protección de los quelonios; a estas playas llegan la tortuga Blanca (Chelonia mydas) y la tortuga Caguama (Caretta caretta) particularmente.

En esta temporada de anidación de tortugas marinas, que inició en mayo de 2015, en Xcacel-Xcacelito se han contabilizado 4 mil 352 nidos; 486 nidos de la especie Caguama y 3 mil 866 de la Blanca. Se han liberado 59 mil 463 crías, 24 mil 671de de Caretta caretta y 34 mil 792 de Chelonia mydas.

Al respecto el titular de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente, Rafael Muñoz Berzunza informó que el gobierno del Estado, por conducto de la SEMA, en coordinación con asociaciones civiles, la Universidad de Quintana Roo, la Asociación Flora, Fauna y Cultura de México y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, trabaja en el ámbito de sus atribuciones para la protección y conservación de las cuatro especies de quelonios que arriban a las costa del Estado, además de la tortuga blanca (Chelonia mydas) y la tortuga caguama (Caretta caretta), también llegan Laúd (Demochelys coriecea) y Carey (Eretmocheiys imbricata).

De manera continua se suman voluntarios para tomar cursos que les permiten brindar ayuda en el Santuario. De tal manera que el coordinador del sitio Emanuel Paz y los capacitadores, les explican, (acorde a estudios publicados por la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas) detalles sobre la historia ancestral de los quelonios y su evolución las características generales de las tortugas marinas tales como:

Los quelonios poseen un caparazón que sirve de protección para los órganos internos y consiste de una parte dorsal llamada concha y una parte ventral denominada plastrón.

Se les enseñan que las tortugas marinas del tipo Laúd (Dermochelys coriacea) se distinguen por su caparazón suave, cubierto por una gruesa capa de piel parecida al cuero. Las tortugas carecen de dientes en las mandíbulas. Tienen oídos primitivos, un excelente sentido del olfato y una buena visión bajo el agua. Sus aletas son largas y presentan una o dos uñas reducidas en las delanteras, con la excepción de la tortuga laúd, la cual carece de uñas. La cola es corta en las hembras y más larga en los machos ya que estos la utilizan para sujetar a la hembra en el momento de aparearse; son animales de sangre fría y utilizan la luz solar para calentar sus cuerpos porque no son capaces de mantener una temperatura corporal constante. Solamente la tortuga laúd es capaz de regular su temperatura corporal controlando su flujo sanguíneo, permitiéndole desplazarse hacia aguas más frías en busca de alimento. También, el gran contenido de grasa de su gruesa capa de piel actúa como un eficiente aislante térmico que previene la excesiva pérdida del calor acumulado.

Respiran por medio de pulmones, emergiendo periódicamente para respirar. Son capaces de bucear a grandes profundidades. Durante la inmersión, las tortugas marinas bajan el ritmo cardiaco y su cerebro trabaja con concentraciones reducidas de oxígeno. Habitan la Tierra desde hace más de 100 millones de años. Evolucionaron a partir de tortugas de agua dulce, aunque se diferencian de ellas al contar con aletas que unen sus dedos en vez de patas para su adaptación a una vida principalmente en el mar. Estas potentes aletas que se asemejan a remos, así como su concha más estilizada les ayudan a nadar con rapidez y realizar extensas migraciones. Las tortugas marinas también perdieron la capacidad de retraer las extremidades (cabeza, aletas y cola) dentro de la concha.

A través de su larga historia han sobrevivido cambios drásticos en el ambiente, los mismos que ocasionaron la desaparición de los dinosaurios. Sin embargo, hoy en día está se protege para lograr su supervivencia y preservación, más que nunca.

Las tortugas marinas durante sus primero años son solitarias, pero de juveniles y adultas se congregan en los sitios de forraje (alimentación), apareamiento y anidación. En términos generales, pasan la mayoría de su vida en el mar, aunque las hembras salen a la playa a poner sus huevos periódicamente.

Todas las tortugas se reproducen por medio de fertilización interna. Luego de aparearse las hembras migran hacia las playas de anidación, generalmente a la misma playa donde nacieron. Se cree que ellas recuerdan su playa natal habiendo grabado en su memoria durante su recorrido del nido hacia el mar factores químicos, físicos y otros no conocidos hasta el momento. Cuando están listas para poner sus huevos, las hembras emergen en las playas, generalmente de noche. Con sus aletas hacen una cama para acomodar su cuerpo en la arena. Luego, con las aletas traseras excavan una cámara o hueco, en el cual, según la especie, ponen entre 50 y 200 huevos por nido. Una vez que terminan de depositarlos, los cubren con arena. Una hembra usualmente no anida en los años siguientes; tardará normalmente de dos a cuatro años en regresar, con la posible excepción de las tortugas lora.

Según la especie, las crías tardan entre 45 y 75 días en nacer. Se cree que de las tortuguitas que emergen sólo una de cada 1.000 sobrevivirá para llegar a la madurez. Salen de sus nidos al anochecer o amanecer y se dirigen directamente hacia el mar abierto, donde se refugian en las corrientes oceánicos.

La madurez sexual toma entre 10 a 50 años, dependiendo de la especie. No hay forma de determinar la edad de una tortuga marina por su apariencia física. Se cree que algunas especies pueden vivir más de 100 años.

En sus primeras etapas de vida las tortugas marinas presentan una alta mortalidad tanto por amenazas naturales y antropogénicas. Los huevos, durante su incubación, son depredados por animales silvestres y domésticos como: cangrejos, zopilotes, mapaches, perros y cerdos, etc.; en el Santuario Xcacel-Xcacelito se monitorean de manera permanente durante toda la temporada para evitar esta depredación.

Cabe mencionar que todas las tortugas marinas que se encuentran en América están en Peligro de Extinción o en Peligro Crítico de Extinción, de acuerdo con la Lista Roja de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN). Por tal motivo el Gobierno de la República y el gobierno de Quintana Roo en coordinación con entidades no gubernamentales (ONG) y académicas, trabajan en la protección de las tortugas marinas y sus hábitats.

 

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