(Redacción)

El 1 de enero en su mayoría todos iniciaron con sueño, cansancio y, algunos, incluso con problemas estomacales por el exceso de comida y la bebida

Ciudad de México a 01 de enero de 2021.-La Navidad y el Año Nuevo son disfrutadas por quienes celebran las festividades, pese a la pandemia del COVID-19 hubo quien participó en fiestas y otros optaron por mantenerse encerrado a salvo.

El 1 de enero en su mayoría todos iniciaron con sueño, cansancio y, algunos, incluso con problemas estomacales por el exceso de comida y la bebida.

Quienes celebraron el cierre de año a todo lo que da, hoy enfrentan quizá consecuencias, aunado a la carga física y emocional pesada de diciembre, que genera niveles de estrés mayores al habitual, de acuerdo con Joanna Galimany, psicóloga clínica de la Universidad Católica.

Refiere que la ansiedad y en algunos casos angustia, se hacen presentes al terminar el año, más la fatiga física y mental, luego de las fiestas, viene cubrir todos los gastos de estas y el estrés tiene sus coletazos posteriores, ocasionando un nivel de energía bastante bajo.

Mientras que Alejandra Muñoz, máster en Programación Neurolingüística, llama a diferenciar que el estrés se vuelve mucho mayor de lo que realmente puede ser y con cualquier estímulo, por muy pequeño que sea, puede ser la gota que rebalsa el vaso.

Por lo que, ambas especialistas alertan que los factores estresores tradicionales se suman a la peor pandemia en cien años, así como a la tensión que generaron las deudas, proyectos y demás deseos que, tal vez se pidieron en cada una de las doce uvas y no se cumplieron.

Pero ante todo, llaman a tomar con calma lo que dejó el 2021 y a no alarmarse por lo que viene en este 2022 que inicia, ante el aumento de contagios por la variante omicrón del COVID-19, en el mundo.(Fuente:LaTercera)