(Antonio Rivera)
Con ello, estaremos apoyando a los apicultores tabasqueños
Villahermosa, Tabasco, a 22 de febrero de 2021.- La diputada Local del PRI, Ingrid Rosas Pantoja, a través de la presente iniciativa propuso que se expida la Ley de Protección y Fomento Apícola, la cual, mediante 14 capítulos, 45 artículos y 4 transitorios, establece las normas para la organización, protección, fomento, sanidad, investigación, desarrollo tecnológico, industrialización, cría, explotación y comercialización de los productos que se pueden obtener de las abejas melíferas, en beneficio de los apicultores tabasqueños y la sociedad misma en nuestro Estado y el país.
En ese contexto, señalo que por todos los beneficios que esta Ley aportará, pido respetuosamente a mis compañeras y compañeros Diputados, su respaldo para que pueda transitar exitosamente a través del proceso legislativo y ser aprobada, tanto en Comisión como en pleno, a la brevedad posible.
Con ello, estaremos apoyando a los apicultores tabasqueños.
Aqui el discurso de Ley Apicola de la Dioutada Local, Ingrid Rosas Pantoja
“Si la abeja desapareciera de la faz de la tierra, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida”.
Maurice Maeterlinck.
Presidente de la Mesa Directiva; compañeras Diputadas; compañeros Legisladores; público que nos observa a través de internet:
A nivel mundial, el uso de plaguicidas e insecticidas ha ocasionado daños tanto al medio ambiente como al ser humano; ya que estudios epidemiológicos demuestran que estos propician enfermedades como la hepatitis, mal formaciones congénitas, discapacidad mental, órganos dañados y varios tipos de carcinomas como leucemia, cáncer de piel, cáncer de pecho y tumores cerebrales, entro otros.
El uso de estos agroquímicos es muy común en nuestro país, según datos de la Encuesta Nacional Agropecuaria 2019 del INEGI , se utilizaron insecticidas químicos en el 48.2% de las plantaciones y herbicidas químicos en el 62.7%, cifras que revelan que la población dedicada al campo está en contacto directo con este tipo de sustancias químicas (plaguicidas), cuyos efectos son nocivos para la salud humana, pero también afectan severamente la vida de otras especies que forman parte del hábitat de este planeta.
Tal es el caso de las abejas, cuya desaparición y exterminación va en aumento, según los más recientes datos de Greenpeace, pues tan solo en 2018, más de 326 colonias de abejas murieron en los estados de Yucatán y Quintana Roo, por causas ligadas a fumigaciones aéreas, sin considerar el incremento exponencial de la deforestación en la Península de Yucatán. Además, en el vecino país del norte (E.U.A.), la ausencia de abejas ha llegado a 42 % en los últimos 5 años, situación que resulta muy grave, ya que existen estudios que demuestran que un tercio de la alimentación humana es producto de la polinización que realizan estos insectos.
Este fenómeno es conocido como “síndrome de colapso de las abejas” y los científicos afirman que la tasa de mortalidad de las abejas es de un 30 por ciento cada año desde 2007.
Las investigaciones revelan que la causa de su muerte es una combinación de factores como prácticas irresponsables en las actividades agrícolas, forestales, pecuarias y la industria, que contaminan el medio ambiente; el desconocimiento mismo de la especie; así como la tala inmoderada, la destrucción de los manglares y la quema de pastizales que termina con el hábitat de las abejas en nuestro Estado.
Por otra parte, los efectos del cambio climático, aunado a las enfermedades naturales de la especie, y la africanización de las colonias, son factores de riesgo en la preservación de las abejas que además de producir miel y ser una industria que activa nuestra economía, son de altísima importancia para el medio ambiente ya que polinizan alrededor de 71 de cada 100 especies de cultivo en el mundo.
La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) reporta que hay 316 especies de plantas, de las cuales 286 se utilizan en la alimentación y 80 son insumos para la industria; de ellas, 80% depende de un polinizador para su producción.
Asimismo, investigadores de la UNAM identificaron 345 especies de plantas comestibles aprovechadas, donde 86% dependen de la polinización.
De ahí la importancia de procurar leyes en favor del aumento de la población de abejas en el Sureste del País y el mundo, porque son necesarias para la conservación de la vida humana; guardianes del ecosistema que habitamos; e indispensables para la polinización que permite la reproducción de las plantas.
En cuanto a la apicultura como actividad comercial, de conformidad con datos proporcionados por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER, antes SAGARPA), en los últimos tres años, por esta actividad, México captó en divisas un valor de 123 millones de dólares, promedio anual, y en nuestro Estado, en el que gozamos de un clima caluroso con amplia flora, consideramos vital que se impulsen las actividades de este sector productivo, procurando la aplicación de políticas públicas encaminadas a apoyar una agricultura más diversificada.
La realidad es que actualmente en Tabasco, no existe una coordinación institucional, que reúna y registre el padrón de personas que se dedican a la apicultura, no obstante que generar la producción de miel, polen, jalea real y propóleos, es una actividad socioeconómica muy importante; pero además, ecológicamente las abejas son fundamentales para el equilibrio del medio ambiente, ya que al obtener el alimento de las flores, fomentan en las plantas la capacidad de fecundarse, y al multiplicarse generan oxígeno suficiente para la vida, además de aumentar los cultivos.
En un artículo publicado en la Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas, encontramos que los diez principales estados productores de miel en México, son: Yucatán, Campeche, Jalisco, Veracruz, Guerrero, Chiapas, Puebla, Quintana Roo, Oaxaca y Michoacán.
Destaca que es el Sureste de nuestra República, la región más importante para la producción de miel, y los estados con relevancia nacional son Yucatán, Campeche, Quintana Roo y Chiapas.
Lamentablemente, Tabasco queda excluido de este grupo de estados con producción apícola, lo que refleja la falta de promoción e incentivos para aumentarla.
Es por esto, que llamo a la reflexión como integrantes del Poder Legislativo, para llenar los vacíos de nuestro marco jurídico y mediante una norma que vele por los intereses de la actividad apícola; que ayude a la protección de las abejas; y posibilite el incremento de la producción de miel en el Estado, como factor de desarrollo para las y los tabasqueños.
En ese contexto, a través de la presente iniciativa propongo que se expida la Ley de Protección y Fomento Apícola, la cual, mediante 14 capítulos, 45 artículos y 4 transitorios, establece las normas para la organización, protección, fomento, sanidad, investigación, desarrollo tecnológico, industrialización, cría, explotación y comercialización de los productos que se pueden obtener de las abejas melíferas, en beneficio de los apicultores tabasqueños y la sociedad misma en nuestro Estado y el país.
Por todos los beneficios que esta Ley aportará, pido respetuosamente a mis compañeras y compañeros Diputados, su respaldo para que pueda transitar exitosamente a través del proceso legislativo y ser aprobada, tanto en Comisión como en pleno, a la brevedad posible.
Con ello, estaremos apoyando a los apicultores tabasqueños.
Estaremos sentando bases sólidas para que esta actividad aproveche su potencial, como ocurre en otros estados del Sureste.
Estaremos protegiendo a una especie tan valiosa para la subsistencia humana, como lo es la abeja melífera.
Y estaremos emprendiendo acciones sustentables en favor de nuestro planeta.
¡Es cuanto!