(Redaccion)
La Virgen es conocida actualmente como Guadalupe, además de como María, esto, de acuerdo a algunos guadalupanos, puede deberse a la deformación de alguna palabra en náhuatl con la que Juan Diego nombró la aparición de María y que podría ser «coatlallope», «tequatlasupe» o «cuahtlapcupeuh»
Ciudad de Mexico a 12 de diciembre de 2020.- Era sábado, muy de madrugada, lo movía su interés por Dios
(respondiendo a) su insistente llamada. 7.- Y cuando vino a llegar al
costado del cerrito, en el sitio llamado Tepeyac, despuntaba ya el
alba. (…) 11.- Tenía fija la mirada en la cumbre del cerrito, hacia el
rumbo por donde sale el sol, porque desde allí algo hacía
prorrumpir el maravilloso canto celestial. 12.- Y tan pronto como
cesó el canto, cuando todo quedó en calma, entonces oye que lo
llaman de arriba del cerrito, le convocan: ‘-Mi Juanito, mi Juan
Dieguito’ (…) 14.- Y al llegar a la cumbre del cerrito, tuvo la dicha de
ver a una Doncella, que por amor a él estaba allí de pie.»
Así se narra en el Nican Mopohua, según la traducción al español realizada por Monseñor José Luis Guerrero Rosado.
El Nican Mopohua, cuyo nombre significa «aquí se narra» en náhuatl, es un libro en el que se cuentan las apariciones de la Virgen de Guadalupe, no está propiamente escrito en ese dialecto, sino en el lenguaje de los conventos jesuitas.
Fue impreso por el capellán Luis Lasso de la Vega, quien atribuye su autoría al doctor Don Antonio Valeriano de Azcapotzalco.
En ese libro se narra la historia que se ha vuelto un pilar de la fe católica, la
aparición de la Virgen de Guadalupe al ahora San Juan Diego, en el cerro del Tepeyac. Según la tradición, un día como hoy pero del año 1531, la Virgen se le apareció a Juan Diego y le pidió que buscara al obispo y le diera su mensaje divino, que era una petición para que se le construyera un templo en ese lugar.
Fray Juan de Zumárraga, el entonces obispo, no creyó en el relato de Juan Diego, quien continuó, según se dice, presenciando apariciones.
De acuerdo a la tradición, la Virgen le pidió al «más pequeño de sus hijos» que cortara unas rosas y se las llevara al obispo.
Juan Diego obedeció y cuando llegó con el fray estiró su ayate para mostrar las rosas y sobre este apareció una imagen de María, que es la que actualmente conocemos, según la fe católica.
Esta historia ha sido criticada por distintas corrientes que se apoyan en hechos históricos, como lo es el que en las cartas de Juan de Zumárraga no apareciera registro del milagro, así como el libro del catecismo de ese entonces que no habla de las apariciones.
Pese a lo anterior, los católicos tienen gran devoción y fe en que fue realmente la madre de su redentor quien se mostró ante Juan Diego y posteriormente ante el obispo y guardan el día de su aparición como un día santo en el que se realizan rosarios, peregrinaciones y las populares reliquias, por parte de los feligreses, así como eucaristías especiales por parte de la Iglesia.
Cabe señalar que la Virgen es conocida actualmente como Guadalupe, además de como María, esto, de acuerdo a algunos guadalupanos, puede deberse a la deformación de alguna palabra en náhuatl con la que Juan Diego nombró la aparición de María y que podría ser «coatlallope», «tequatlasupe» o «cuahtlapcupeuh».
(Fuente: El Siglo de Torreón)