(Redacción)

La agrobiodiversidad se traduce en promoción de la seguridad alimentaria y nutricional de las poblaciones humanas, de inclusión social y del desarrollo local sustentable

Ciudad de México a 09 de junio de 2020.- Nuestro país es una de las cinco áreas con mayor diversidad biológica en el mundo y una de las tres con mayor diversidad de culturas nativas, su riqueza natural y cultural, nos lleva a que ser uno de los tres centros mundiales más importantes de origen y mantenimiento de agrobiodiversidad.

Se estima que en los últimos 100 años se ha perdido alrededor del 75% de la diversidad de cultivos en el mundo. (FAO)

Un mejor uso de la agrobiodiversidad contribuye a dietas más nutritivas y a la mejora de la calidad de vida de los productores así como de las comunidades rurales e indígenas, principalmente.

Por lo anterior, la Secretaría de Agricultura participa en programas de implementación de agrobiodiversidad e impulsa proyectos con dicha práctica.

MasAgro

Promueve la diversificación de cultivos, el rescate e intercambio de semillas nativas (directamente entre productores), el mejoramiento participativo de maíz nativo, así como el estudio científico de esa biodiversidad (alimentando el Atlas Molecular del Maíz, una contribución de México y MasAgro al mundo).

Proyectos Nacional de Plantas nativas

La iniciativa genera políticas públicas, a través del uso de material genético; infraestructura y equipamiento; mecanización y automatización; manejo y conservación de suelo y agua, y valor agregado e inserción a los mercados.

Además es la revaloración e impulso productivo, como acervo y suma al ingreso económico de las familias rurales de zonas de alta marginación en el país.

Programa prioritario

Producción para el Bienestar
Incluye una estrategia de acompañamiento técnico y de acceso a activos productivos, que favorece a elevar la productividad con prácticas agroecológicas a través de la vinculación de conocimientos campesino-científicos a través de un diálogo de saberes.

En Tizimín, Yucatán, recientemente se identificó que hay 23 cultivos que ya no se siembran y que 35 de los 47 que aún son sembrados son cultivados por pocas personas o en poca superficie.