Vargas Llosa mira el periodismo desde sus Cinco esquinas

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[Redacción]

Al hablar sobre su nuevo libro, el escritor peruano explicó la génesis de su obra y el contexto político y sociocultural que enmarcan esta historia

Guadalajara, Jalisco.- Apenas ayer, Mario Vargas Llosa señalaba que le había tocado la tarea de “apagar la luz y cerrar la puerta” del boom latinoamericano. Y, sin embargo, el peruano todavía cosas por hacer antes de que el cerrojo se cierre. Por ejemplo, ha llegado a la 30 Feria Internacional del Libro de Guadalajara para presentar su libro más reciente, titulado Cinco esquinas.

Acompañado por el escritor Ricardo Cayuela y Pilar Reyes, su editora de cabecera, Vargas Llosa fue protagonista de un encuentro con los medios que tuvo dos horizontes fundamentales, mismos que están presentes en su nueva obra: el periodismo de entretenimiento y la democracia a partir de éste. El escritor comentó que la intromisión del poder es algo que sucede por igual en dictaduras y democracias, como el caso de Fujimori, quien creó un sistema intimidante en la prensa: la prensa chismográfica, entendida como aquella que escarba en la intimidad de los personajes públicos. Así, en Cinco esquinas se muestra esa utilización malévola del periodismo para cuestiones políticas y cómo eso degrada a la vida política y el efecto que tiene en los propios medios de comunicación.

En este sentido, el autor dio cuenta del núcleo fundamental de la obra, que gira en torno a la prensa que se dedica a publicar la intimidad de personas conocidas para atender a un público específico, fenómeno que afecta a todos los países, ya sean de primer o tercer mundo. Y es que, dijo, hay una constante curiosidad por el escándalo, por entrar en la intimidad de las personas públicas, donde los prestigios y reputaciones se desmoronan. Pero, añadió, el problema no es el periodismo, sino que se trata de un problema cultural: “la cultura se ha vuelto un entretenimiento y, por lo tanto, los límites y los frenos éticos han desaparecido, ocultándonos el rumbo como sociedad”.

Por el otro lado, el contexto político que cimienta la obra se sitúa en aquel panorama conflictivo que creaba distorsiones sociales en su natal Perú, donde “era bastante frecuente que las cenas duraran toda la noche como una forma de burlar el toque de queda”. Vargas Llosa comentó que, en ese clima de inseguridad e incertidumbre, de pronto el sexo puede parecer un refugio, una forma de enfrentar la inseguridad. El escritor recordó algunas dictaduras latinoamericanas, arguyendo que el grueso de la sociedad de esta región se ha dado cuenta que el sueño utópico de la sociedad comunista prácticamente se ha extinguido y esto posibilita combatir el subdesarrollo.

Vargas Llosa concluyó argumentando que hoy en día Latinoamérica se encuentra mucho más estable de lo que estaba hace algunos años. Sin embargo, añadió, una de sus preguntas en torno al siglo presente es: ¿el libro será el elemento fundamental del desarrollo y del conocimiento humano o será devorado por las máquinas, por las pantallas? Sólo el tiempo podrá responder esta pregunta. Cortesía FIL Guadalajara/ Foto/Natalia Fregoso.

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