[Redacción]
¡Que tengas buena suerte! Doña Rosita a Gerardo Gaudiano
Villahermosa, Tabasco.- En la colonia Vicente Guerrero los pasos muelen la tierra reseca de las calles y a fuerza de pisoteadas se levanta el polvo en forma de nubecilla que va formando una costra en las hojas de almendros, mangos y nances. En una de las calles resalta el relleno de un predio de más de una hectárea, cercado con alambre de púa; una camioneta tiene enterradas las llantas delanteras.
El candidato a la alcaldía de Centro, Gerardo Gaudiano Rovirosa recibe dos demandas principales: el drenaje y la pavimentación y también le muestran porqué la sociedad ya no cree en los políticos. Doña Rosita le acaricia el hombro, lo abraza, lo besa; no le suelta la manga corta de la camisola.
–¡No quiero que seas como los demás políticos, que dicen mentiras y no cumplen! –le insiste, desesperada–. Cuando estés en la presidencia voy a ir con un grupo de vecinos y te vamos a recordar lo que te estoy diciendo. Gaudiano Rovirosa la tranquiliza, le responde que trabajará mucho para conseguir recursos económicos para que el Ayuntamiento haga lo más que pueda. –No vuelo, no volaré –le confía. Gaudiano Rovirosa escucha, le dice que atenderá a los vecinos, que revisarán los problemas. –¡Ya ganamos! ¡Que tengas buena suerte, hijo! –le desea doña Rosita.
El sol “está bravo”, a las diez horas con cuarenta minutos, un grupo de vecinos invita al candidato a entrar a una vivienda. Son cinco varones y seis mujeres, de varias edades. Le sirven un pozolito. Le detallan que el drenaje es insuficiente, que las calles son intransitables, que los vehículos avanzan a vuelta de rueda.
Una de las señoras manifiesta su coraje a los políticos. Le explica que tienen un área verde, pero que la vendió el dueño de unos locales. El comprador la cercó, la rellenó. Es uno que está metido en la política que sabe que eso no está bien, pero no le importa el bienestar de la colonia. Es uno de esos que mató el puerco cuando aquella huelga.
–Comprar un área verde es una injusticia –interviene uno de los señores–. Por eso es que la sociedad prefiere no votar, porque los políticos generalmente llegan a hacerse ricos. –Pero en usted si confiamos, todavía confiamos –tercia otra de las señoras, alrededor de la mesa, en la asamblea improvisada. –Les agradezco su confianza –les dice Gaudiano Rovirosa–. Les aseguro que no los defraudaré, que recuperemos el valor digno de la política, tengan confianza les pide.