[Ana Rodríguez]
* Con el lema Vuela Veracruz, Un Solo Corazón inició la cuenta regresiva, del 30 al uno todos los presentes sumaron sus voces y contaron hasta dar por inaugurado el evento
Boca del Río, Veracruz.- Con un lleno total y en medio de un ambiente de fiesta y fraternidad, se llevó a cabo la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe (JCC) Veracruz 2014, en el Estadio Luis Pirata Fuente.
El evento, que enmarcó el inicio de las justas deportivas y superó todas las expectativas, sorprendió por su increíble creatividad, ingenio, riqueza y color, que tanto caracterizan a los veracruzanos.
Primero, el Dj Profesional Héctor Gaitán puso a bailar a todos los asistentes con variadas mezclas musicales, para dar paso a que animadores interactuaran con el público; posteriormente y a modo de introducción, el Consejo de los 12 Abuelos del Totonacapan realizaron un ritual para pedir por la paz, el bienestar y la armonía en el desarrollo de los JCC.
Con el lema Vuela Veracruz, Un Solo Corazón inició la cuenta regresiva, del 30 al uno todos los presentes sumaron sus voces y contaron hasta dar por inaugurado el evento.
Representando al pueblo veracruzano, el abuelo Guadalupe Simbrón García y la niña Aranza Méndez, ambos totonacas, dieron la bienvenida y el mensaje de paz al mundo entero.
Tras izar la Bandera de México, la veracruzana Yuri interpretó majestuosamente el glorioso Himno Nacional, mientras el Estadio, de pie, vibraba de emoción al escuchar las notas de uno de los más representativos símbolos patrios.
La música del Son Capotín transportó al público a las ceremonias milenarias de la cultura totonaca, a la vez que bailarines realizaban la Danza de los Quetzales con coloridos y brillantes penachos, flautas y tambores, imitando el vuelo y canto del Quetzal.
Del interior de la pirámide de los nichos, ubicada en el centro del recinto, emergió un sol radiante que sobrevoló el escenario principal, un impresionante globo aerostático que emulaba a al astro rey, al mismo tiempo que mujeres representando la indumentaria totonaca deleitaban la vista con su danza.
El escenario se llenó de color y júbilo cuando aparecieron las delegaciones, encabezadas por la deportista Paola Longoria. A su paso, los representantes de países centroamericanos y del Caribe contagiaron de alegría a los asistentes y la ovación no se hizo esperar cuando la Delegación Mexicana hizo su aparición.
Como parte del programa, fue presentado el tema oficial de los Juegos Centroamericanos, Lo imposible no existe, interpretado por las artistas Silvia y Karmen, talento orgullosamente veracruzano.
En medio de un mar de aplausos y un estadio inundado de azul, fue presentada la gran biodiversidad del Golfo de México, con un performance con luminosos tiburones, tortugas, cangrejos, mantarrayas y medusas, que nadaron por todo el coloso.
Increíble también fue la presentación de Los Cojolites, jóvenes prodigio del son jarocho, que pusieron la música para que decenas de bailarines ataviados con la vestimenta jarocha se dieran vuelo zapateando y poniendo a bailar a más de uno.
El momento oficial llegó con el izado de las banderas del Comité Olímpico Internacional (COI, por sus siglas en inglés) y la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (Odecabe), ante las que más de cinco mil deportistas profirieron el Juramento Olímpico de los Atletas, en voz del tenista mexicano Santiago González.
“Seremos un sólo pueblo, una sola nación, un sólo cuerpo y un alma”, afirmaron los participantes, mientras la antorcha realizaba su recorrido por el Estadio, para por fin llegar hasta el pebetero, que fue encendido por la taekwondoín María del Rosario Espinoza, mientras una lluvia de fuegos artificiales iluminó el cielo veracruzano.
En medio de luces y gritos de emoción se efectuó el ritual icónico de Veracruz y el Totonacapan: la danza de los Voladores de Papantla, una de las exhibiciones más espectaculares de toda la noche y, posteriormente, fue representada la conquista del miedo y la ira, un mensaje de paz, de fortaleza, todos unidos en Un sólo corazón.
De la cima de la pirámide emergió la esperanza, representada por un corazón colectivo de bailarines aéreos, al tiempo que la pequeña Aranza invitó a los presentes a ponerse de pie y decir junto con ella El Compromiso por la Paz.
Para cerrar con broche de oro, se presentó el cantante puertorriqueño Ricky Martín, quien acompañado del grupo musical Delfines Marching Band, interpretó un popurrí de sus más grandes éxitos.
Sin duda alguna, fue una noche memorable, un evento que, por mucho, superó las expectativas y plasmó la riqueza de Veracruz, un estado que lo tiene todo, un pueblo que ama, que vive. Un Veracruz que late en un sólo corazón.