Lindo pescadito… charal rico y nutritivo

[Redacción]
México cuenta con grandes y reconocidas pesquerías, pero también tiene la producción de especies prácticamente exclusivas de sus lagos: los charales.
Ciudad de México.- El nombre científico zoológico de los comúnmente conocidos como charales es chirostoma, éste “género es endémico de la República Mexicana e incluye 25 especies” (como se cita en Navarrete S, 2017).
Los charales se consumen desde la época prehispánica, actualmente los podemos disfrutar en fresco, seco, en tamal, fritos con huevo, en salsa verse con nopales, en mole, hechos en tortitas, convirtiéndose así en un platillo llamativo y muy nutritivo.
El Lago de Chapala, en Jalisco, considerado el embalse más grande de México, es el principal hogar de ésta especie, y en sus orillas es común consumir los charales dorados con sal y chile y empanizado, ya que son una excelente botana.
Los charales son ricos en calcio, potasio, fósforo, sodio, hierro, magnesio, yodo, niacina y vitaminas C, E, B y A, imprescindibles en el desarrollo del sistema nervioso, también contienen pocas grasas, nada de hidratos de carbono y son generosos en aceites omega 3.
En 2016 la producción de charal alcanzó un volumen de 11 mil 757 toneladas, con lo que se cubrió la demanda nacional de este alimento tradicional mexicano, según datos de la CONAPESCA y un reporte elaborado por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), indicó que la producción de charal obtenida en 2016, es casi el triple del promedio de los últimos cuatro años, que fue de tres mil 467 toneladas de este producto.
Cabe señalar que el charal es uno de los productos acuícolas y pesqueros que mayor crecimiento ha registrado entre 2013 y 2016, al pasar de dos mil a 11 mil toneladas lo que representa un aumento en términos de volumen de 300 por ciento.
El charal es un alimento muy nutritivo, es una fuente excelente de calcio, en 30 gramos de charal fresco hay 708 miligramos de calcio, de tal forma que este pequeño gigante tiene la mayor concentración de calcio de un producto animal disponible, sólo superado por los acociles, o langostas de río. (Garcés, 2015)
Ahora que lo sabemos ¡vamos a comer charales!

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